
- En lo que va de año, se anotan un 22%, más del doble que el oro al contado
- En los últimos cuatro años el material ha doblado la revalorización de las compañías
- El precio del oro mantiene vivo el temor a una guerra arancelaria y a una mayor inflación global
En este inicio de año tan alcista para la renta variable, los activos refugio como el oro, en teoría, deberían haberse contraído dado que la aversión al riesgo en este 2025 parece seguir estando en niveles bajos. No obstante, ya el año pasado sucedió que pese a que este miedo al riesgo apenas apareció viendo el fuerte rebote de las bolsas globales, el oro protagonizó un muy buen año con un ascenso del 36% gracias, sobre todo, a la fuerte demanda que los bancos centrales están teniendo sobre el metal para sus reservas.
De cara al inversor, además del propio oro como activo de inversión a través de su compra al contado y distintos fondos y ETFs que invierten directamente en el metal, siempre está la opción de entrar en este activo a través de las compañías que por su naturaleza deben estar más correlacionadas a él, como son las mineras cuya principal explotación es este material dorado.
Estas empresas están englobadas en un índice sectorial llamado Arca Gold Miners Index, cotizado en la bolsa de Nueva York y el cual mide su evolución conjunta desde 2002. Pues bien, en los últimos años se había abierto una gran diferencia entre la rentabilidad del subyacente final y de las compañías que lo explotan en bolsa. En los últimos cuatro años, el oro, con más de un 70% de revalorización, más que dobla a este selectivo, que se anota algo más de un 30%. Pese a que el precio final estaba al alza, estas empresas han tenido algunos obstáculos en sus negocios a raíz de los gastos de explotación y algunas regulaciones en el sector.
Marco Mencini, de Generali Investments, explica que «hay que tener en cuenta que el 30% de la producción anual de oro la están comprando los bancos centrales, lo que ha provocado también la descorrelación histórica del metal con los tipos de interés». «El decepcionante rendimiento bursátil de los productores de oro puede parecer anómalo pero tiene una explicación», sigue.
«En el pasado, la rápida revalorización del oro provocó una fuerte consolidación en el sector, que tuvo también que tomar decisiones operativas agresivas; sin embargo, ahora priorizan la salud de sus balances frente a crecer a cualquier precio», apunta Mencini. «Están sufriendo una contracción de márgenes, relacionada con el aumento de los costes de producción», agrega. Además, este año se da también la particularidad de que la amenaza arancelaria de Trump ha llevado a muchos tenedores a mover sus reservas a EEUU.
Sin embargo, este año se está comenzando a cerrar esta brecha abierta. El índice del sector repunta ya más de un 20% en lo que va de año, 10 puntos más que el propio oro, que tras tocar máximos históricos en los 2.947 dólares por onza, ha cedido en torno a un punto porcentual. Pero, ¿pueden las mineras seguir picando piedra y estrechar la diferencia con el metal?
Si atendemos al precio que marcan los futuros que se pueden contratar sobre el oro con vencimiento en a final de año, el precio asciende hasta los 3.019 dólares, un 3,3% por encima del nivel actual. Sin embargo, el consenso de analistas que recoge Bloomberg cifra en 2.755 dólares el precio al que cotizará el metal cuando acabe el ejercicio, un 5,6% por debajo.
«Creemos que la demanda de los bancos centrales sigue sorprendiendo al alza y se ha podido infravalorar aunque a corto plazo los precios puedan haberse visto afectados por la tensión arancelaria», explican en Schroders. «Hay una dislocación clara entre los lingotes de oro y las acciones de empresas mineras de oro, que actualmente reflejan precios del oro en unos 500 dólares por onza por debajo del precio al contado», concluyen.
El potencial en bolsa
Frente a este activo, que además está medianamente correlacionado con la evolución del dólar de forma directa, los inversores tienen la alternativa de invertir directamente en los valores del sector minero de oro. Entre las principales posiciones del índice se encuentran compañías como la estadounidense Newmont, la canadiense Barrick Gold o la británica Anglogold Ashanti, entre otras.
En su conjunto, las 10 empresas más representativas del sector tienen un potencial medio de casi el 14% según el consenso de analistas que recoge FactSet. Entre las que más recorrido tienen por delante destacan la china Zijin Mining Group, con un 34%, que además es la compañía más grande por capitalización, Barrick Gold y Newmont, ambas por encima del 18%, pudiendo doblar la revalorización que ya acumulan este curso. En estos tres casos reciben una recomendación clara de compra por parte de los expertos.
Por multiplicadores, hay dos compañías que se compran a un PER (veces que el beneficio se recoge en el precio de la acción) de dígito simple, que son la sudafricana Gold Fields y Anglogold Ashanti, las cuales son las que más han subido en bolsa desde el primero de enero, con un 41 y un 35%, respectivamente. Además, la africana es la que ofrece una mayor rentabilidad por dividendo este año, con un 4,6%.