
El Banco Central Europeo decreta su quinto recorte de tipos consecutivo, sitúa el precio del dinero en el 2,5% y adelanta que las próximas decisiones monetarias no están en absoluto claras
«Incertidumbre enorme». «Incertidumbre en todas partes». «Incertidumbre en la inversión». La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha repetido una y otra vez la misma palabra para tratar de definir el actual contexto económico y en el que la geopolítica tiene un papel fundamental. Por la guerra comercial que ha desatado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pero, también, por el plan de rearme en el que ya trabaja Europa ante la amenaza de Rusia.
Sobre lo primero, Lagarde ha señalado en la rueda de prensa que ha ofrecido este jueves que no sólo genera esa «incertidumbre» sino que, también, es negativo para el crecimiento. Que una guerra comercial lasta la economía y que «reduce la inversión«. Esto es algo que tienen claro en Fráncfort del Meno (en donde está la sede del BCE), en Bruselas, en donde lo repiten siempre que tienen oportunidad, e incluso en Washington. Pero a Trump parece no importarle demasiado.
En cuanto al gasto en Defensa, Lagarde ha adelantado que la gran inversión que ya se está preparando «contribuye al crecimiento«. Se ha referido la presidenta tanto a la inversión de hasta 800.000 millones de euros que presentó esta semana la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, como la modificación del freno de la deuda y el fondo de 500.000 millones anunciados en Alemania tras la victoria de Friedrich Merz. Todo ello también elevará la inflación dado que impulsa la demanda, ha proseguido la presidenta, que en cualquier caso ha puntualizado que los mencionados proyectos son trabajos «en curso» y que habrá que entender «cómo va a funcionar, cuál será el calendario, cuál será la financiación».
Y sobre la política monetaria en sí, el Banco Central Europeo cumplió lo que estaba previsto: quinta rebaja consecutiva de los tipos de interés, con lo que el precio del dinero se sitúa en el 2,5%. De esta manera, el ciclo de rebajas acumula una reducción de 150 puntos, tendencia que, sin embargo, no está claro que vaya a continuar.
«La política monetaria está adoptando una orientación considerablemente menos restrictiva, dado que las bajadas de los tipos de interés están reduciendo el coste del crédito nuevo para empresas y hogares y el crecimiento de los préstamos está repuntando», señala el documento en el que el BCE ha anunciado la reducción de tipos y que incluye «un cambio» de vocabulario respecto a documentos anteriores «que tiene un cierto significado», ha reconocido Lagarde.
Esto ya supone una pista clara para los analistas y expertos en política monetaria, pero la presidenta del BCE ha querido ser más clara para los que no lo son: «Si los datos [económicos] dicen que lo mejor es bajar, bajaremos los tipos de interés, pero si los datos sugieren que lo mejor es no bajarlos, haremos una pausa«. Porque, efectivamente, la «incertidumbre» hace muy difícil saber cuál será la situación el próximo 17 de abril, fecha en la que se celebrará la próxima reunión.
Sobre esta cuestión, el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, ha querido ofrecer su opinión y ha incidido en que el BCE seguirá tomando decisiones basadas en los nuevos datos económicos y financieros, «sin comprometer de antemano ninguna senda concreta de tipos de interés».
La rebaja de tipos ha ido acompañada con una rebaja de las estimaciones de crecimiento para la Eurozona, que según el BCE avanzará apenas un 0,9% en 2025. El dato es dos décimas inferior al anterior y sí, por su supuesto, responde a la «elevada incertidumbre«.
Asimismo, el organismo Además, ha elevado en otras dos décimas su estimación de inflación en el presente año, llevándola hasta el 2,3%. De esta manera, retrasa hasta 2026, ejercicio en el que prevé un dato del 1,9%, la consecución del objetivo de precios que guía la política monetaria de la entidad.