
- ABN Amro: «Las noticias en el frente fiscal probablemente alienten a más ‘halcones'»
- El primer ‘halcón’ en pronunciarse ha sido el mítico Robert Holzmann con su abstención
- El gasto en defensa e infraestructuras puede elevar la inflación en el corto y medio plazo
El Banco Central Europeo (BCE) ha recortado los tipos de interés en 150 puntos básicos desde junio de 2024. Es decir, en menos de un año, el banco central ha rebajado el precio del dinero, pasando de una tasa de depósito (donde los bancos acumulan su exceso de liquidez) del 4% hasta el 2,5% actual. Estos recortes de tipos se han notado en los mercados de forma clara: la remuneración de depósitos y cuentas corrientes se ha reducido (lo que estimula el consumo y desincentiva el ahorro), mientras que el crédito (por ejemplo, los hipotecas) se ha abaratado (buscando estimular también el consumo y la inversión). Ahora, se prevé un drástico incremento del gasto público en la eurozona para financiar un ambicioso rearme y mejorar las infraestructuras. Todo ello se ha producido mientras que la inflación sigue dando coletazos y parece resistirse a caer al 2% de forma sostenida. Los datos de inflación muestran cómo el IPC parece haberse estancado en una zona levemente por encima del 2%. Con todo lo anterior, no parece extraño que un número mayor de voces dentro del BCE (los halcones) hayan empezado a pedir una pausa en los recortes. Una pausa que podría anunciarse o telegrafiarse de forma clara en abril, después de que el BCE implemente un recorte o que sea directamente implementada ese mismo mes. Por ahora, lo cierto es que los mercados siguen apostando por dos recortes más para este año (incluyendo uno en abril), pese a que la balanza parece inclinarse poco a poco hacia el lado de los ‘halcones’ (defienden una política monetaria más restrictiva) en detrimento de las ‘palomas’ (que defienden una política monetaria más expansiva).
En la primera pregunta de la rueda de prensa posterior a la reunión, Lagarde tuvo que sacar a relucir toda su imaginación y creatividad para explicar que algo importante había cambiado, pero que esto no suponía el fin directo y tajante de los recortes de tipos por el momento… o sí. A la pregunta de si las matizaciones en el comunicado suponían que en abril se iba a producir una pausa en las bajadas de tipos, la francesa respondió lo siguiente: «En su primera pregunta, usted señaló muy bien que hemos cambiado la redacción del cuarto párrafo de nuestra declaración de política monetaria (ahora se dice que los tipos son significativamente menos restrictivos). Permítame tratar de explicar lo que significa, porque no se trata de un cambio pequeño e inocuo, sino de un cambio que tiene un cierto significado. Lo que teníamos anteriormente era que mantendríamos nuestra política monetaria restrictiva tanto tiempo como fuera necesario, y esa era en gran medida una evaluación estática de lo que era necesario. Ahora estamos pasando -al decir que ‘nuestra política monetaria se está volviendo significativamente menos restrictiva’- a un enfoque más evolutivo. En otras palabras, tenemos en cuenta el camino que hemos recorrido -150 puntos básicos desde que comenzamos a recortar- y reconocemos el hecho de que, como resultado, se está volviendo significativamente menos restrictiva».
Traducir esto es complejo, pero lo cierto es que supone un antes y un después: el BCE deja la puerta abierta a todo. Hasta ahora el único camino eran las bajadas de tipos. Ahora, la próxima reunión podría ser una pausa o, al menos, el anuncio de la llegada de un ‘parón’ para los próximos cónclaves monetarios. Más tarde la agencia Bloomberg lo confirmó: los funcionarios del Banco Central Europeo se preparan para intensas negociaciones sobre si continuar con los recortes de tipos de interés o hacer una pausa en abril, según personas familiarizadas con el asunto, señalaban desde el prestigioso medio norteamericano, que suele tener importantes fuentes dentro del eurobanco.
Desde Bloomberg señalan que los responsables de política monetaria más dovish (palomas)del banco consideran que hay pocas razones para interrumpir las bajadas, señalaron estas fuentes, que pidieron no ser identificadas al tratarse de conversaciones confidenciales. Sin embargo, sus colegas más hawkish (halcones) se inclinan por una pausa para analizar los riesgos geopolíticos y las implicaciones del fuerte aumento del gasto en defensa en Europa, añadieron.
El BCE prepara con cautela el fin de los recortes
Lo único que parece cierto es que el BCE parece haber comenzado a allanar el terreno para, posiblemente, anunciar una pausa en las bajadas de tipos de interés en su reunión de abril, tras haber reducido su tasa de depósito en 150 puntos básicos para llevarla al 2,5% con la última decisión de política monetaria. Aunque el proceso de desinflación sigue su curso, el Consejo de Gobierno del BCE ha señalado que «la política monetaria está volviéndose significativamente menos restrictiva», según se desprende de su comunicado. Esto quiere decir que la política monetaria se está acercando a un punto en el que no ayuda a expandir ni a contraer la economía. En un entorno en el que la inflación es todavía elevada (está por encima del objetivo) y se prevé un aumento del gasto fiscal de los Gobiernos, lo más razonable por parte del BCE sería realizar una pausa y ver cómo reacciona la economía, la demanda de crédito y la propia inflación. Esto es probablemente lo que hará el BCE, según se desprende del análisis de los economistas de ABN Amro, publicado tras la reunión del eurobanco.
Según el análisis de ABN Amro, «leer entre líneas» la comunicación del BCE sugiere que la institución se está preparando para una pausa en abril. «Incluso si la administración de EEUU sigue adelante con grandes aranceles a principios de mes, la incertidumbre sobre las negociaciones, represalias e impacto probablemente hará que el BCE mantenga la cautela en esta reunión», afirman los economistas Nick Kounis, Bill Diviney y Jan-Paul van de Kerke. En este escenario, la próxima bajada de tipos podría producirse en la reunión de junio, cuando el BCE actualice sus proyecciones económicas y tenga una imagen más clara de la evolución de los riesgos fiscales y comerciales en Europa. La propia Lagarde admitió que los planes fiscales de los países europeos pueden suponer un acelerador para la inflación, aunque también para el crecimiento.