
- Los inversores suman una bajada de tipos en septiembre de 2025
- Aumenta la preocupación por un frenazo en el crecimiento de Estados Unidos
- El bono estadounidense reduce su rentabilidad a mínimos del año: 4,29%
Los últimos días de febrero han sido testigos de un cambio en el comportamiento de los inversores, que se han lanzado a comprar bonos del Tesoro estadounidense hasta llevar la rentabilidad a vencimiento del título hasta el 4,29%. Durante cinco sesiones de mercado consecutivas, los mercados han optado por refugiarse en la deuda norteamericana, buscando una protección ante la posibilidad de que la economía estadounidense se esté ralentizando. En las últimas jornadas se han visto señales de debilidad en algunos frentes, y hay analistas que avisan del impacto negativo que pueden tener las políticas de Donald Trump en EEUU. Con el último movimiento, los inversores han sumado un recorte de tipos más en el calendario de la Fed, y ya esperan 2 bajadas en el precio del dinero antes de que empiece 2026. Ahora se descuentan para las reuniones de junio y de septiembre.
La tendencia de ventas generalizadas de deuda estadounidense se ha roto esta semana, con una racha de cinco sesiones seguidas de subidas en el precio del bono americano, y de caídas en su rentabilidad, que han llevado al título de deuda a estabilizarse, en nuevos mínimos del año, en el entorno del 4,29%.
Con este escenario en mente, los inversores están volviendo a descontar una hoja de ruta con más bajadas de tipos de lo esperado por parte de la Reserva Federal estadounidense: si en los últimos meses los mercados habían descartado poco a poco que fuese a haber un proceso agresivo de recortes, y dejaron en sólo una bajada de tipos sus perspectivas para todo 2025, ahora, poco a poco, están volviendo a asumir un proceso de recortes más agresivos por parte de la Fed. En los últimos días, con las entradas de inversión en renta fija que se han producido, los mercados han añadido otro recorte más para el año 2025, y ya se espera una primera bajada de tipos en junio, de 25 puntos básicos, y otra en septiembre, del mismo calibre.
La economía estadounidense da señales de debilidad
Las compras que han llevado a cabo los inversores en los últimos días tienen que ver con las señales de debilidad económica que están apareciendo en Estados Unidos. Primero fue un mal dato de actividad del sector servicios, que se publicó el pasado viernes, el que creó la primera alerta. Y no es para menos: se trata de la primera contracción que se ve en este frente en los últimos dos años, y los mercados parecen estar temiendo que suponga el inicio de un cambio en la tendencia positiva que ha mantenido la primera economía del mundo en los últimos años.
Sin embargo, no ha sido la única señal de debilidad que ha presentado la economía estadounidense en los últimos días: el indicador de sorpresas económicas del banco Citi, que mide cómo se ha comportado los datos macroeconómicos, en función de lo que se esperaba para ellos, ha caído hasta los niveles más bajos desde el pasado septiembre.
Elias Haddad, estratega de mercados de Brown Brothers harriman, explica a Bloomberg cómo «están apareciendo banderas rojas para la economía estadounidense», y señala cómo «si se encadenan un mes o dos de datos económicos pobres, esto sería un duro golpe para la narrativa que defiende la excepción estadounidense», indica el experto.
El problema es que, cada vez más, se está empezando a asumir que las políticas que está llevando a cabo el nuevo Gobierno estadounidense pueden terminar deteriorando el crecimiento y la actividad económica del país. El equipo de analistas de Morgan Stanley está valorando que «los cambios en las políticas de inmigración pueden, en el corto plazo, presionar al crecimiento del PIB por debajo del potencial, de cara al año próximo», señalan.
Estas declaraciones se han repetido en distintas firmas: «La economía estadounidense está en buen momento, pero el incremento de la incertidumbre en torno a las políticas de comercio, las fiscales y toda la regulación, están proyectando una sombra en las perspectivas«, destaca Gregory Daco, economista jefe de EY.
De este modo, queda patente un aumento de la preocupación de los mercados por el impacto de las políticas de Trump y, desde luego, si se tienen en cuenta la reacción que ha habido en el bono estadounidense y en las perspectivas de recortes de tipos de la Fed, en los últimos días la percepción de que la economía se enfría es la que está sobresaliendo sobre el resto. De hecho, se ha insistido mucho en el impacto inflacionista de las políticas de Trump, algo que debería borrar cualquier expectativa de más recortes de tipos, pero ahora todo apunta a que este efecto secundario de las medidas del nuevo presidente se verá eclipsado por una ralentización de la economía del país.